Una a una, y sin el menor recelo,
las tiernas ramas de la enredadera
que en larga y desgreñada cabellera
parecían pender del mismo cielo,
fueron cayendo en presuroso vuelo
gracias al fino corte de tijera
y a mi atenta labor de jardinera,
quedando amontonadas en el suelo.
Huelga decir que nunca vi tamaña
montaña de hojarasca en el jardín
que la que vi, al bajar de la escalera.
Y como toda valerosa hazaña
que se inicia, culmina al ver su fin,
me puse a rematarla sin espera.
¡Quien sabe si es manera
de obrar para con tantas otras cosas
que claman entre frases armoniosas!
Alma en el verso
3 comentarios:
La renovación siempre engendra vida nueva.
Preciosos versos!
Por lo que puedo deducir eres una gran amante de la naturaleza y de la jardinería, espero que disfrutes mucho de esta primavera en tu jardín.
Un saludo.
Hola Luisa poeta:
y parece que también jardinera de las buenas, yo no me animaría a una gran poda, siempre es bueno tomarlo con calma, el tiempo ayuda a depurar tantas cosas... Hermoso texto y excelente imagen! Mis felicitaciones, un abrazo grande.
Elisa
Jugosos comentarios, de los cuales tomo buena nota. Muchas gracias a ambos.
Un abrazo
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