Calzadas empedradas de adoquines,
casas de afines muros y barnices
circundadas de húmedos tapices
donde florecen fértiles jardines.
Lirios, lilas, mimosas y jazmines,
brindando aromas, tonos y matices,
arboledas que abrazan sus raíces
perfilando en el cielo sus confines.
Y en el aire un hechizo, un sortilegio,
una valiente y nueva amanecida
que se forja en refugios del egregio
pasado de una tierra guarnecida
y garante del noble privilegio
de ir abriendo caminos a la vida.
Alma en el verso
8 comentarios:
Y QUE agradable resulta la piedra ahora en el verano... fresca y acogedora.... los adoquines... me gustan menos... en mi cuidad los hay y son un "coñazo".
biquiños,
Muchas gracias por tu lectura y comentarios, Aldabra.
Un abrazo
Hola:
Dejé un comentario días atrás pero se ve que falló mi informática. Quiero felicitarte por ese aire fresco, verde y con hechizo que nos llegó a través de tu poema. Una hermosa caminata que transitamos junto a vos a la par de tus palabras.
Un beso grande.
Elisa
Qué bello comentario, Elisa. Muchas gracias.
Un abrazo
Me alegro haber pasado por aquí, Luisa, aunque sólo fuera por haber leído este extraordinario soneto, precioso en fondo y forma. Felicidades y un abrazo.
Pd.- Seré un asiduo visitante.
Me alegra mucho tu visita. Muchas gracias, Cristino.
Un abrazo
Yo, me he sentado en el banco del segundo cuarteto,admirando los lirios mimosas y jazmines,disfrutando de aromas, tonos y matices.
¡Precioso soneto!
Qué alegría la de tu amable presencia, Antonio.
Un abrazo
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