- Vela blanca -
Lentos
despertares de mis días
consumiendo
implacables
en silencio y poco a poco
la vela blanca
que es mi vida.
Su llama luce aún
con fuerza
cuando el viento
no la agita.
No temo tanto que
se apague
como a que débil
se consuma.
Que si morir
tengo que morir
sea de forma
rápida, repentina,
no me asusta
tanto la muerte
como la vida en
lenta agonía.
Quedan muchas
cosas por hacer
y necesito contar
con mi energía,
no temo tanto
dejarlas sin hacer,
temo más no poder
hacerlas bien.
Seguro será como
tenga que ser,
no puedo lamentar
falta de aviso,
que ya lo
escribió un gran poeta:
¡Es tan larga y tan
breve la vida!
Por Dios, que lo
que entonces leí
y que con cierta
claridad entendí
es ahora cuando
cobra de verdad
toda su dimensión
y trascendencia.
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- Buscando -
Estirando y
estirando el tiempo
tras el espacio
personal
de las
necesidades pendientes
y los deseos
insatisfechos,
tratando de
encontrar siempre,
un hueco vital
que los cobije
en el sitio donde
confluyen
otras tantas
carencias comunes.
Siempre alargando
los días,
ensanchando las
horas,
buscando el necesario hueco,
en eterna lucha
para tratar
de disponer de
este todo
al menos una mínima
parte.
¡El tiempo en lo
personal,
transcurre
demasiado rápido!
¡Quien sabe!,
quizá al final,
aunque el nivel
de exigencia
pueda que sea muy
grande,
haber dejado
constancia
del intento
pueda bastarme.
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- Rutina diaria -
Eterno hacer para
deshacer
y de nuevo volver
a hacer,
ineludible rutina
cotidiana
que a todos nos
engulle y atrapa,
convirtiendo las
cosas sencillas
en tediosa y
pesada carga.
La energía cae,
se desvanece,
el tiempo se nos
desmaya,
y nuestros días
terminan siendo
eso: copias,
calcos exactos,
el aburrimiento
se instala
y al final, la
chispa se apaga.
¿Quién puede
vivir resignado
a invertir su
tiempo de esta forma?
Hagamos algo
distinto cada día,
por
insignificante que parezca.
-Nacemos para
mucho más
que para vivir
repitiéndonos-
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- Marinero -
(dedicado a mi hijo)
(Imagen obtenida de la red) |
Que no se pierda tu barco,
buen puerto para ti, quiero,
sujeta con fuerza el timón
en el mar, Mari nero…
Asegura bien el rumbo,
no dejes que la corriente,
con su fuerza impetuosa,
te arrastre a otro enclave.
Si sabes dónde quieres ir,
¿Para qué dejarse llevar
a otra parte?...
Al atardecer, en la noche,
se oyen cantos de sirenas,
son dulces y melodiosos,
escúchalos con atención,
tendrás que ser cauteloso
y actuar en consecuencia.
En las noches más oscuras
que la luz del faro te guíe.
Que no zozobre el velero,
surcando el agua, lo quiero,
y a ti dibujando estelas
en el mar, Mari nero…
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- Mujer -
Mujer, no sigas
postrándote en el suelo
que el mundo se
hizo igual para todos,
aunque después
así, nunca lo fuera,
aunque aún ahora,
continúe sin serlo.
¿Dónde tus
brazos, donde tus manos?
¡cansados por
tantas y tantas tareas!
No deberías
seguir haciéndolas sola,
ya es tiempo de
compartir las cargas.
Álzate contra las
manos que golpean
que nadie nació
para ser maltratado,
que nadie debe
dejarse morir en manos
de quien un día nos
juró amor y respeto.
No dejes que
nadie amordace tu voz,
nadie tiene
derecho a taparte la boca,
con tu voz expresas
tus pensamientos,
son tan valiosos
como los de los otros.
Que nadie te
obligue a cubrirte de velos,
en tu cuerpo
llevas el secreto de la vida
y es tan bello y
tan hermoso que pecado
sería que alguien
te forzara a esconderlo.
Tu que conoces de
tantos sufrimientos,
que sabes de
esclavitud y sometimiento,
quédate con lo
que del dolor aprendiste.
No desees nunca
para otros ese infierno.
Mujer, no sigas
postrándote en el suelo
que si el mundo
ha sido injusto contigo
es hora de
dejar cada cosa en su lugar,
y que cada cual elija libremente su sitio.
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Publicado por Alma en el verso
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