Llevo prendido
conmigo
el intenso azul
del cielo,
las florecillas
del suelo
y el bosque como
testigo.
La oliveras centenarias
con su troncos retorcidos,
la belleza legendaria
de los almendros floridos.
El gorjeo de las
aves
en su natural
enclave,
el tacto del aire
suave,
en la hoja de los agaves.
El embrujo de la
bruma
aferrada a la
montaña,
la fragancia que
perfuma
el fugor de la
mañana.
Un hechizo bendecido,
un sol que lo
inunda todo,
la paz en cada recodo
del camino
recorrido.
Los reflejos en
el agua,
la naturaleza
amable,
en la que la vida
fragua
su misterio insuperable.
Las miradas
extasiadas
en horizontes
perdidos,
las palabras
pronunciadas,
los silencios
compartidos.
Hoy doy las gracias
al cielo
porque me llevo
conmigo,
el sabor de un caramelo,
el placer de
estar contigo.
Alma en el verso
1 comentario:
Buen poema. Me ha encantado. Felicidades.
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