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Qué
amargo es malvivir sin esperanza,
qué
triste, abrir los ojos y no ver
hasta
donde la pobre vista alcanza,
más que
un desolador acontecer,
que
poco a poco, inclina la balanza
hasta
llevarnos a desfallecer,
mientras
el miedo a la opresión avanza
sin
control que lo pueda detener.
Hay
veces que vivir es un penar
tan
inflexible, hostil y doloroso,
que
hace plácida hasta a la misma muerte.
Tanto,
que cuando ya hartos de aguantar,
sobreviene
la tregua del acoso,
apenas
damos crédito a la suerte.
Antes
vida que muerte,
la vida
dentro de su fuero interno
guarda
un espíritu de cambio eterno.
Alma en el verso
6 comentarios:
Qué bueno poder volcar las amarguras en una reflexión tan bella y comunicadora. Todo rota amiga en el universo, aún los pesares. Te envío un abrazo grande y mis felicitaciones por el poema compartido. Para todos nosotros: a seguir luchando. Besos.
Elisa
Siempre grata tu presencia en este blog, Elisa. Muchas gracias por tan estimulante comentario.
Besos
Tu soneto desgarrador,deja un sentimiento de tristeza e impotencia.Nunca he podido entender que pueda haber gente capaz de sacar provecho de situaciones de acoso,pero la realidad esta ahí,incluso en su versión mas cruda entre escolares adolescentes.
Saludos Alma.
Cierto,Antonio... desgraciadamente, ahí está la realidad, mostrándonos múltiples versiones.
Muchas gracias por tu lectura y comentario.
Un cordial saludo
Bonito y estremecedor poema, Luisa y cuánta verdad encierra. El acaso es una repugnante manera de tratar de dominar una voluntad ajena.
Felicidades y abrazos.
Gracias por tu visita y tus comentarios, Cristino.
Saludos
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