Calzadas empedradas de adoquines,
casas de afines muros y barnices
circundadas de húmedos tapices
donde florecen fértiles jardines.
Lirios, lilas, mimosas y jazmines,
brindando aromas, tonos y matices,
arboledas que abrazan sus raíces
perfilando en el cielo sus confines.
Y en el aire un hechizo, un sortilegio,
una valiente y nueva amanecida
que se forja en refugios del egregio
pasado de una tierra guarnecida
y garante del noble privilegio
de ir abriendo caminos a la vida.
Alma en el verso