Pensé que no estaría al despertar
pero aún estaba allí y el tiempo pasa
y su anhelada marcha se retrasa,
quedó adherido a mí, sin aceptar
que no siempre es amigo al que escuchar,
ni invitado de honor que cuando pasa
por mi hogar, yo le dé entera la casa.
Y sigue aquí, dispuesto a controlar,
contando cada gramo de energía
que se va en cada acción, en cada esfuerzo,
con incondicional dedicación.
¡Ay, compañero!, ¡estricto policía!,
quiero exprimir mi tiempo y me retuerzo
porque me exiges freno y contención.
¡Qué dulce tentación
me ofreces!…¿quién en descansar no sueña?
¿No entiendes?… yo aún deseo ser mi dueña.
Alma en el verso
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