Recientemente encontré entre mis papeles un poema que escribí hace mucho tiempo, leerlo de nuevo me ha hecho rememorar un periodo muy intenso de mi vida y me he puesto escribir... en esta entrada incluyo aquel antiguo poema y el que he escrito hoy mismo:
- ¡Qué camino, Dios! -
Y otra vez este
agobiante camino,
siempre tan verde,
bello y lujurioso,
siempre tan triste,
amargo y angustioso.
El sol implacable me
hunde en la tierra
mientras la
naturaleza salvaje,
mudo testigo, me
observa impasible.
Y al final del
camino, la verja,
¡como si estuviera
en una prisión!
Y así un día, y otro,
y otro, otro más
en medio de la
desesperación.
A veces alzo los
ojos al cielo,
me paro y le hablo,
pero no responde,
sólo se escucha el sonido del viento.
En los árboles se
mueven las hojas,
a veces pienso que
ellos tienen alma
pero no, siguen fríos
como estatuas,
siempre ajenos a
tantos sufrimientos.
Alma en el
verso
Bávaro-1985
- Aquel camino -
Fueron muchos los
viajes, los lugares,
pero siempre
recordaré aquel día
y el camino que
entonces recorría,
atravesando fértiles
manglares.
Cargada de tristezas
y pesares,
no podía entender lo
que vivía
ni dar explicación a
lo que hacía
tan lejos de los
rostros familiares.
El esplendor de la
naturaleza,
su impasible, su fría indiferencia,
terminó pareciéndome
una ofensa.
¡Cuantas veces al
ver tanta belleza,
en medio de una
selva tan intensa,
miré al cielo
pidiéndole clemencia!
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Todo deja su esencia,
aquella época me dejó su impronta
y aún sigue siendo buena referencia.
Alma en el
verso
Diciembre-2011
4 comentarios:
Muy bellos poemas, ambos. Me han llevado a buscar en Google, ¿es República Dominicana?
Se logra a través de tus palabras percibir la emoción, el nexo entre ambas, la mujer de ayer y la de hoy, una valoración de lo que ha sido esencial para vos, una conexión que desmiente los límites del espacio y del tiempo.
Mis felicitaciones! un abrazo grande.
Elisa
Sí, es República Dominicana,
Bávaro está en Punta Cana, allí entonces se extendía una frondosa selva con una larga y bellísima playa, digo esto porque volví años después y los lujosos complejos turísticos habían proliferado tanto que ciertas zonas me parecieron irreconocibles. Era y sigue siendo, aún a pesar de lo que acabo de decir, un lugar de una belleza extraordinaria. El tiempo que pasé allí fue en todos los aspectos una durísima experiencia que me dejó grandes y valiosas enseñanzas y un sentimiento de cariño y admiración muy especial por esa hermosa tierra y por su gente.
Muchas gracias por la lectura y por tus palabras siempre tan atentas y afectuosas.
Un abrazo, Elisa.
pues ha sido un gusto poder leer los dos.
tal vez el primero, por estar escrito en la época en cuestión, tenga más carga efectiva que el segundo.
con el transcurso del tiempo todo se serena ¿verdad?
la foto es hermosa.
biquiños,
Sí, cierto... el tiempo hace que las experiencias se serenen y nos impulsa a valorar las mejores enseñanzas que de ellas obtenemos.
Muchas gracias, Aldabra.
Un cordial saludo
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