No me pidas que me aproxime al fuego
cuando debo alejarme de la hoguera
para ver en la forma más certera
y con el necesario desapego
la inmensa desazón en que navego,
tengo que ir más allá de esa frontera
donde ahora me siento prisionera,
déjame respirar, volveré luego,
cuando encuentre la paz y la quietud
que necesito para serenar
el hiriente rigor de
esta emoción
y una vez sosegada la inquietud
que ahora nubla y anega la razón
pueda encontrar la forma de avanzar.
Alma en el verso