Qué importa si es de noche o es de día,
cuándo duermes o cuándo estás activa,
qué importa cuantas horas tiene el día
ni si la solución se muestra esquiva.
No importa cuanto mueres cada día,
ni esa insensata lágrima furtiva
que alguna vez, asoma al fin del día,
señalando que vas a la deriva.
Hay que ser fuerte, tanto como el hierro
y ver el mundo con mirada fría
para vencer el miedo desde arriba.
Ya lo dijo el poeta, José Hierro:
“por el dolor se llega a la alegría”
-Agradece a la vida que estás viva-
Alma en el verso