Vuelve
la casa a encontrar la luz
en sus
ventanas otra vez abiertas
y el
alma a desbordar de gratitud
en un
periodo de penumbras ciertas.
Atrás
deja el verano su inquietud,
atrás
quedan las áridas reyertas
de su
creciente y áspera acritud,
sus
ardientes agobios, sus alertas.
Vuelve
la lluvia al ávido vergel
que
hiere de muerte el riguroso estío
cada
año más ardiente y agresivo.
Vuelve
el viento a acariciar la piel
y la yerba
a las gotas de rocío.
- El
ciclo de la vida sigue vivo -
Y ese
es un objetivo
que obviamos
y que debe estar presente
para
que siga vivo y floreciente.
Alma en el verso