Pintura de Gustav Klimt |
¿Dos corazones en uno?
No, para mí no
quiero el corazón
de nadie
fusionado con el mío,
ni que el brillo y
fervor de la pasión
me confunda con
ese desvarío.
Siempre me
pareció de más razón
el respetar del
otro su albedrío,
sin querer
aferrarlo al armazón
del entrañable e
íntimo amorío.
El amor es acción de libertad,
una emoción
sublime que nos une,
que debe
enriquecernos a cada uno
sin por
ello perder la identidad,
sin compromiso alguno que importune,
sin sujeción ni
obstáculo ninguno.
Alma en el verso