Foto de M. Piraux |
En el borde, en
el límite impreciso,
allí donde nos
puede una emoción,
se abre paso la sed de reacción
y un nuevo
impulso surge de improviso.
Cuando el dolor
se declara insumiso,
ya en el borde de
la desolación,
un haz de luz acude al corazón
capaz de hacernos
ver el paraíso.
Y con frecuencia
el sol vuelve a brillar
como brilla en la
fértil primavera
y con él, el deseo
de primicias,
el afán de volver
a comenzar,
como si el alma
en su luz renaciera,
dispuesta a encontrar nuevas caricias.
---------
Bendita la
pericia
que tras la
hiriente y penosa experiencia
nos lleva a abrazar nuestra existencia.
Alma en el verso